jueves, 2 de enero de 2014

Me besó un chelo




Después de una pausa de dos meses para la poesía, higiénica, entiendo que necesaria también para quienes me leen aquí, vuelvo con las ganas nuevas. Suelo regresar a comienzos de cada año con un poema inserto en el libro trabajado durante mi “retiro”, pero esta vez hago un pequeño quiebro para hablarles de un descubrimiento, tan feliz, que no sólo me obligó a su poema, sino a escribirlo cuando ya estaba completamente metido en mi último poemario, interrumpiéndolo.

A finales de noviembre, mi buena amiga Marta Valsero me hizo llegar un vídeo de la violonchelista vallisoletana Georgina Sánchez. Vaya regalo. En el vídeo Georgina toca “Después de un beso”, pieza compuesta por ella misma que me conmovió especialmente. Me gusta mucho el chelo. Es un instrumento magnífico, de un espectro tímbrico muy amplio, y una gran capacidad para andar con similar éxito en muy distintos estados de ánimo, para “desordenar” en todos ellos. Suelo escuchar con cierta frecuencia a intérpretes muy conocidos como Casals, Rostropovich, Jacqueline du Pré, Mischa Maisky, Yo-Yo Ma, etc, incluso a gente muy apartada del repertorio clásico como “2Cellos”, pero Georgina, a quien no conocía hasta ahora (culpa mía por no estar atento; gracias, Marta, por avisarme) me ha llegado de manera muy especial. Tanto, que su música ha sido la mía durante todo el tránsito de 2013 a 2014. La he escuchado con avaricia (ahora mismo lo hago) y lo seguiré haciendo, porque se trata de una intérprete exquisita y una gran compositora. 

Su “Después de un beso” es una pieza excelente. Y lo es por varias razones. Las dos que más me importa destacar aquí son la capacidad para activar en el chelo todo su potencial expresivo, y la capacidad para hacernos partícipes de su beso, mejor dicho, de lo que una vez extinguido éste, encendió su eco: gracia, temblor, alegría, miedo… ¿Quién no sabe lo que inaugura y prorroga un beso importante? ¿Quién no ha experimentado su poderoso después? ¿Quién no ha temido su falta, su vacío? ¿A quién no ha sobrecogido su vibrante perseverancia, tanto en los salones como en los rincones del espíritu…? 

Madura, muy madura aunque muy joven, esta compositora e intérprete. He besado con su música. He vuelto a sentir con ella la temblorosa gracia de mis besos extintos. Su música y su chelo suenan con una profundidad tremenda. A mí me han envuelto y atravesado. Cómo acierta con el tempo, cómo administra las tensiones, qué dominio del silencio, de su periferia, qué afinación, qué elegancia, qué capacidad para “trabar” el sonido en una melodía armada sobre varios y disímiles planos que articulan y/o solapan notas altas, hialinas, y bajas, desgarradas; como si se besaran sonoramente, con la celestina mediación de Bach, Armstrong y Callas... 

Aunque sabemos que los besos suelen tener una componente barroca y otra romántica, esta música no tiene edad. Brinca por encima de las convenciones académicas, de las vocaciones clasificatorias, de la moda, para instalarse en un siempre que incluye, claro está, ese momento trascendental y universalmente compartido que sigue a un beso grande. Si algún “agente reductor” noto aquí, es la feliz carga femenina, nada más… y nada menos. Cómo reconforta esa forma de componer e interpretar. Muchas gracias, Georgina. Aquí todavía es ahora (larghissimo) para tu beso musical. En él quedo… Todo lo demás lo digo en el poema que te dedico.



Después de un beso


                              Para Georgina Sánchez


A las troneras del alma
vienen a morir los insectos más fieros.
Sus cuerpecillos negros
velan la luz, desgravan en los sentidos
las ansias de embajada ante la corte astral.
Deseo. Vibrante y nuevo deseo
de un viaje al centro del animado engendro
para hurgar en su despensa
hasta dar con las claves que permitieron
andar y desandar, con los ojos cerrados,
la húmeda y encinta geografía
del paladar… Ah,
un raro dulzor desenreda lo conocido,
y con sus doctas hebras extraviadas,
ensaya un pentagrama que musique vibraciones,
que mida y paute en las crestas de la saliva
el rumor con que rompieron en la dicha.
Un avaro silencio, sin embargo,
forma a sus castrados cascabeles
para que nada (re)suene cuando la memoria,
que ya mide un larguísimo instante,
desfile victoriosa por el barrido archivo
con su séquito de ceros imperfectos,
trazados todos con el pintalabios
que gasta para pedir sus caprichos
el olvido… Hecha
la necesaria noche en las altas troneras,
entre el dulzor que invita a musical rumor
y el memorioso silencio que lo aplaca,
un árbitro sin nombre abre la puerta
del recóndito cuarto.
Allí un ejército de nocturnas arañas
para cada beso que merece la pena
construye un podio imaginario.
Cimentado con los cadáveres
de los insectos caídos, ha terminado
el último trabajo… Ara
donde el temblor al fin resuelve
pautando el rumor en la memoria
con una imagen de humedad incesante.
En esa imagen se renuevan las claves
que activan trillos en el placer.
El resto es miedo:
a que el paladar se torne infértil,
a que lo conocido se rehaga,
a que la memoria se ensanche
inútil, jodidamente… Miedo…
Después de un beso hondo, de uno
que nuble la bóveda del alma
y embude a sus actores hacia dentro,
aun en la apariencia de redonda euforia
queda sobre todo miedo:
perturbador pero bendito sileno.
Es en su costal donde mejor operan
las cuerdas de un chelo.


Aquí les dejo un enlace para el vídeo de Georgina interpretando "Después de un beso", y aun a riesgo de resultar redundante, les recomiendo encarecidamente escucharlo con calma.

http://www.youtube.com/watch?v=hxrB31s_0p0




8 comentarios:

  1. Jorge, de verdad, enhorabuena, me ha encantado tu artículo. Lo del video es sencillamente espectacular. Una maravilla. Sin palabras... Quique

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  2. Gracias, Quique. Me alegra que te haya gustado. Es un placer compartir estas cosas. Sí, Georgina es una compositora e intérprete fabulosa. Qué talento. Qué madurez para su edad... A ver cuándo puedo escucharla en vivo. No dejo de escuchar sus grabaciones. ¡Feliz año! amigo. Abrazos. Jorge

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  3. La vi con Ara Malikian en la tele en un concierto navideño de innovador y sorprendente programa, acompañados del pianista Manolo Carrasco y la Orquesta en el Tejado.
    Jóvenes así renuevan mi esperanza de que "el mundo no cierra todavía".
    Gracias por tu artículo, tu poema y por compartir lo que descubres por ahí.
    Esperemos que el 2014 nos de alas.

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  4. De acuerdo, querido amigo. Gracias a ti por comentar. Un abrazote

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  5. Yo si tuve esa suerte, Jorge. La de verla actuar en directo. En un concierto de la Fundación Juan March, hace poco más de un año. Quedé tan impresionado que volví al día siguiente, un lunes al mediodía: ¡cancelé todos mis compromisos del día!

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  6. Te comprendo, Enrique, te comprendo. A ver si puedo escucharla en vivo pronto. Una revelación, sin dudas. Gracias por comentar. Saludos

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  7. Ha sido una gozada leer tu artículo apasionado y minucioso sobre Georgina, su música y su talento, al igual que el poema, ya más personal. Tenemos que agradecerte esta entrada al blog tan genial, con vídeo incluido. Yo tuve la suerte de ver a Georgina en León con Eutherpe y la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León y en la celebración de Margarita Moráis como leonesa adoptiva. ¡Deja huella! http://rsas0010.blogspot.com.es/search/label/Georgina%20S%C3%A1nchez

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  8. Gracias, Rosa, por tus consideradas palabras. Me alegra mucho que te haya gustado mi "entrada", y que compartamos el gusto por la buena música... Claro que deja huella, Georgina. Doy fe. Saludos y bienvenida. Jorge

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